Cómo disfrutar tu kombucha

La kombucha clásica de Grana Terra es 0,0% alcohol. Otras variedades como la Hard Kombucha sí lo tienen, de manera natural.

Podés tomarla todos los días. Se recomienda empezar con un vaso (200 – 500 ml) al día y observar cómo reacciona el cuerpo. Luego se puede aumentar según la tolerancia.

La efervescencia es natural y depende del tiempo de fermentación.

Sí, siempre. Así conservás sus probióticos vivos.

La kombucha puede durar varios meses en la heladera siempre que se mantenga bien cerrada y refrigerada. Con el tiempo, no se vuelve patógena, sino que sigue fermentando lentamente hasta volverse más ácida, llegando a transformarse en una especie de vinagre natural.
En ese caso, ¡no se desperdicia! Se puede usar como vinagre kombuchado en ensaladas, salsas, aderezos o incluso como base para conservas caseras.

Sí, pero mucho menos que una gaseosa. El azúcar inicial es transformado por el SCOBY durante la fermentación, quedando solo una pequeña parte en la bebida final.

Es totalmente normal. La kombucha es un fermento vivo, y durante su conservación pueden aparecer sedimentos en el fondo o incluso una fina película gelatinosa en la superficie.

Esto se debe al crecimiento natural de levaduras o la formación de un pequeño SCOBY.

No significa que esté en mal estado: simplemente podés colarlo antes de beber si preferís una textura más limpia.